Ciertamente los bebés pueden llegar a tener caries. En cuanto erupcionan las primeras piezas dentales existe el riesgo de padecer este tipo de afección. Para prevenirlas es importante tomar medidas a tiempo y sí ya han aparecido, lo recomendable es empezar a tratarlas de inmediato.
¿Quieres saber cómo lograrlo? Veamos qué debes hacer.
¿Qué son las caries en los bebés?
Estas afecciones se caracterizan porque dañan de manera permanente las superficies de los dientes haciendo orificios en ellas. Todas las personas pueden padecerlas, sin límites de edad, incluso los bebés.
Lo más importante es estar atentos porque si la caries se extiende afectará partes más profundas del diente. Con toda seguridad le provocará mucho dolor al infante y, de no solucionarse a tiempo, puede generar la pérdida definitiva de la pieza dental.
Para evitar que esto ocurra hay que estar atentos a los síntomas, el primero de ellos suele ser la aparición de manchas negras. Generalmente se observan en la parte superior, pero dependiendo de la ubicación de la pieza dental, se podrán observar también en algunos de sus lados.
Otros signos característicos de que se puede estar generando este problema son la sensibilidad, la molestia en las encías al morder y el dolor.
Problemas en los dientes de los bebés
Cuando un niño cumple seis meses de nacido su dentadura comienza a formarse. Al cumplir ocho meses, lo más común es que ya haya erupcionado al menos una pieza dentaria y, con ella, también surge la posibilidad de desarrollar caries. Esta posibilidad aumenta en la medida que nacen los veinte dientes que el bebé debe tener al cumplir treinta meses.
Aunque estas piezas dentales se tratan de los llamados “dientes de leche o temporales” es muy importante cuidarlos. Porque de ellos depende la adecuada formación y futuro desarrollo de los dientes permanentes. Al respecto, los primeros en aparecer suelen ser los incisivos inferiores y será necesario prestarles particular atención para evitar la formación de caries en ellos. Lo mismo se debería hacer cada vez que aparezca una nueva pieza.
Es importante cuidarla muy bien, porque la dentadura permanente se formará en relación a como se encuentre la dentadura primaria. Sí esta falla, los dientes definitivos corren un gran riesgo de no crecer de la manera adecuada, trayendo complicaciones a la cavidad oral. Aunque la mayoría de estas complicaciones se pueden solucionar más adelante, es mejor evitar tratamientos incómodos y posiblemente dolorosos en el futuro.
¿Por qué se forman las caries?
En los niños pequeños que todavía no consumen alimentos sólidos, se pueden producir por diferentes motivos. Una de las razones puede ser que la fórmula láctea que come tenga un alto contenido de azúcar. La misma se acumula en el diente y más pronto que después, produce caries. Otro motivo puede ser que los alimentos en papilla produzcan ácidos que al acumularse, dañan el esmalte de la pieza dental.
Asimismo cuando los padres o cuidadores comparten cubiertos con el bebé, pueden trasmitirle bacterias por medio de la saliva y esas bacterias afectan la dentición. De esta manera, los microrganismos que pueden dañar la superficie de los dientes, también pueden llegar a la boca del niño por medio de la saliva cuando alguien prueba su comida antes de dársela.
Estas son solo algunas razones por las cuales los bebés pequeños pueden presentar esta afección. Sin embargo, existen otras como por ejemplo el chupete o chupón que el niño usa. Cuando este objeto no se higieniza de la manera correcta o con la frecuencia necesaria, puede ser un foco de gérmenes. A la larga estos gérmenes también favorecen la aparición de problemas dentales tempranos. Siguiendo esta misma línea, dormir con zumos o leche en la boca es una de las causas más comunes de la llamada caries del biberón.
Prevenir las caries en los bebés
Para evitar que esta complicación aparezca, lo más importante es estar atentos a la higiene. Tan pronto como surja el primer diente se debe establecer una rutina de limpieza que deberá incluir un cepillo y pasta dental. Evidentemente deben ser especiales para el bebé y de uso exclusivamente del infante, así se evita que pueda contaminarse su delicada cavidad bucal.
Ahora bien, lo ideal sería limpiar los dientes después de cada biberón o comida; sin embargo, se puede empezar con limpiarlos en las mañanas y antes de dormir. También hay que asegurarse de que lo último que toque la cavidad oral del niño sea agua limpia. Dormirlo después de haber tomado alguna bebida con azúcar o leche es el primer factor de riesgo para que se produzcan complicaciones.
También es importante evitar mojar el chupete o el biberón con líquidos diferentes al agua limpia. Esto, porque toda exposición prolongada a alimentos de cualquier índole atenta contra la higiene bucal. Precisamente para mantener una limpieza oral adecuada, hay que tomarse el tiempo de higienizar los juguetes que los bebés suelen llevarse a la boca. De esta manera se podrá tener menos posibilidades de que el bebé padezca de problemas dentales.
Qué debemos hacer sí el bebé tiene caries
Mientras más pronto se identifique, existen más probabilidades de que el problema pueda solucionarse sin mayores complicaciones. Por eso, al notar algo inusual en la dentadura del bebé, lo primero que debemos hacer es acudir a la consulta de un especialista. Recuerda que el odontólogo u odontopediatra es el profesional adecuado para tratar este tipo de situaciones, por lo que no dejes de escuchar y seguir sus recomendaciones.
Una vez en manos de un odontólogo experto, seguramente él le explicará que el tratamiento adecuado dependerá de la gravedad de la situación. Dependiendo de cuánto daño ha causado la caries, el profesional le recomendará lo que se debe hacer. Lo más probable es que realice una limpieza e inicie un tratamiento a base de flúor. El mismo restaura el esmalte de los dientes, y puede llegar a revertir los daños causados cuando la situación se detecta tempranamente.
Existen diferentes maneras de aplicar flúor que suelen ser muy eficientes para solucionar la problemática. Por eso, es poco probable que se requiera de tratamientos más complicados como restauraciones o extracciones. Afortunadamente, por tratarse de niños pequeños, los tratamientos a base de flúor suelen ser llevados a cabo con éxito y sin complicaciones.